
Según la tradición, en el río Miño y sus afluentes vive un pueblo anfibio de figura humana llamados
Xacios o
Xacias, siendo los relatos de criaturas femeninas más habituales.
Viven en familias, clanes o tribus que se alimentan de peces, y según algunas leyendas, también carne humana. Normalmente devoran a los humanos cuando no guardan su secreto o incumplen alguna promesa que les han hecho. En algunos casos, también matan y devoran a los miembros de su propia especie o a los descendientes híbridos de humanos y Xacios. Guardan muchas similitudes con los Mouros que habitan bajo tierra, y también disponen de tesoros y palacios en las profundidades del agua, especialmente pozos y lagunas.
Las leyendas más habituale hablan normalmente de matrimonios entre Xacias y hombres que suelen acabar en tragedia. Normalmente tras una discusión, o la ruptura de una promesa, la Xacia termina regresando al río para no volver, con los hijos y tesoros del matrimonio. A veces los Xacios no la aceptan, matándola y devorándola.
Había una vez una niña llamada Maruxiña, hija de una Xacia y de un pescador, que pastoreaba el ganado en el momento, y un día se encontró con una Xacia de las que vivía en el río. Las dos comenzaron a hablar y se hicieron amigas, ya que ambas disfrutaban de los baños en las aguas. Pasó el tiempo, y cada día se veían en el monte. Entonces la Xacia, debido a la amistad que se profesaban, comenzó a regalarle a Maruxiña granos de maíz, que cuando iban a parar a la falda de la niña, se convertían en oro. Le dijo que no le contara nada a nadie de semejante regalo.
Al principio Maruxiña estaba contenta y desbordante de júbilo, acumulando pepitas de oro, pero con el tiempo y sin pensar en la advertencia, terminó contándoselo todo a su padre.
Un día que iba al monte, Maruxiña desapareció, y su padre, después de mucho esperar, como la niña no aparecía, pensó que algo le ocurría y fue al monte en su busca, pero por mucho que buscó no pudo encontrar rastro ni huella. Cuando ya volvía a casa, escuchó una voz profunda que salía del río y cantaba:
-A Maruxiña por contarelleira, téñoa na barriga con allo e manteiga.