El tiempo se echaba encima para la llegada del día. Coney Island era la opción más obvia para intentar pasar las horas diurnas: alejado de Manhattan, sin ser territorio específico de ningún Vástago y probablemente poco visitado durante estos días de lluvia y humedad. Nyx dejó hacer a sus compañeros. Su cabeza daba vueltas y sentía un profundo cansancio mental probablemente derivado también de haberse abandonado a la rabia de su sangre. No era un Brujah arquetípico propenso a los arrebatos de furia propios del Clan, pero cada vez que tenía alguno de ellos sentía después una especie de resaca que le dejaba exhausto.
Montecristo y Pagliacci recorrieron los recovecos del parque de atracciones con el nerviosismo creciente por no encontrar un espacio suficientemente seguro. Cuando el Tremere estaba a punto de exponer a sus compañeros la posibilidad de pasar el día en el fondo de la bahía, ambos escucháis el golpe de una puerta de hierro rompiéndose de golpe.
Cuando os acercáis hasta el origen del ruido, llegáis a ver a Pagliacci entrando en lo que parece ser un almacén situado junto al acuario del recinto, uno de los más grandes dedicados a albergar animales marinos en todo el país. El Brujah y el Tremere se miran ante la falta de cuidado de la Caitiff, bien por las prisas por la llegada del día o bien por la rabia acumulada ha dejado de lado cualquier cautela.

El espacio es perfecto para pasar el día. Un enorme almacén de maquinaria y herramientas repleto de distintas salas pequeñas de almacenaje que se pueden cerrar desde el interior. El polvo y el olor a humedad demuestran que no es un lugar por el que pase de forma habitual nadie, está cerrado a los visitantes y probablemente tenga más uso durante la época vacacional, cuando ya sin visitantes los empleados del parque de atracciones se dediquen a su mantenimiento y limpieza.
Pagliacci hace un gesto triunfal ante sus agotados compañeros. Es momento de atrancar una de esas puertas y dejarse llevar por la muerte pasajera que supone el descanso diurno.
En el inicio de la siguiente noche

Los tremendos golpetazos en la puerta metálica que dejasteis cerrada la noche anterior os sacan del descanso con una violencia que hace que tengáis los colmillos visibles. Os miráis los unos a los otros. El supuesto aislamiento que parecía que habíais conseguido se disipa de golpe cuando escucháis además una voz de un chico joven, probablemente afroamericano por su tono grave, berreando al otro lado de la puerta.
- ¡Vamos, salid de una puta vez que nos van a coger a todos! ¡Venga, coño, vámonos de aquí o nos fríen, hostia!
OFF: Nyx Ansia 2 + 2 Niveles de Salud superficiales (3/5)
Pagliacci, Ansia 2
Montecristo, Ansia 1
Todos recuperáis el daño a la FV.
Tiradas de Enardecimiento, please