Pagliacci nota la viscosidad de la sangre y la humedad del barro, la sensación de subidón de adrenalina que se acumula en sus músculos muertos al mismo tiempo que la Bestia ruge en su estómago, siente cómo sus garras rajan la carne de una pierna de su contrincante, a quien apenas distingue en una ceguera homicida, y siente al mismo tiempo cómo el puño derecho del vampiro golpea en la parte izquierda de su rostro con la contundencia de una bola de demolición.
El fogonazo y el olor de la pólvora siguen a esa sensación, y un picotazo de calor atraviesa de lado a lado la clavícula de Pagliacci, haciendo que la propia bala atraviese su cuerpo y se pierda en el charco de barro y sangre en el que se revuelve junto a su contrincante antes de caer totalmente al suelo. Nota cómo la fuerza escapa de sus miembros, pero todavía ruge de rabia por pura supervivencia y con la imagen de Melinda en su mente. Ve venir de nuevo el puño del vampiro cuando otro fogonazo hace que el tipo caiga sobre el barro con un alarido amortiguado en su garganta.
Mientras Pagliacci siente cómo chorrea la sangre por el lado izquierdo de su cuerpo y cómo se llena de agua y barro, ve la silueta de una mujer con un sombrero que porta la escopeta. Su voz es grave, propia de alguien que ha fumado mucho a lo largo de su vida.
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¡BASTA, HE DICHO QUE BASTA, COÑO!
Con un gesto recarga de nuevo el arma, que apunta de nuevo a Pagliacci. La Caitiff oye unos pasos a la izquierda, que presupone que serán del conductor del otro coche acercándose por encima de los charcos, mientras el otro vampiro sigue retorciéndose de dolor a su derecha. No obstante, no puede quitar la vista del cañón de la escopeta. Empieza a sentir el dolor en todo su cuerpo, que atenaza la claridad de sus pensamientos.
La mujer camina un par de pasos hasta que el cañón de la escopeta está a pocos centímetros de la boca de Pagliacci. La Caitiff puede comprobar que a pesar de vestir con un estilo juvenil propio de una cantante de country, la mujer ha cumplido ya los 50 años y su rostro está marcado por la viruela, las arrugas y una inhumanidad repulsiva.
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¿Y tú quién coño eres?
El humo del cigarrillo que consume Hex va poco a poco llenando el cuarto de baño, dándole un aspecto entre místico e irreal. Montecristo no aparta la vista de su sire con un torbellino de sensaciones encontradas. La vampira mantiene su carisma intacto incluso cuando no habla, aunque algo en sus gestos le hace pensar a su chiquillo que se siente hastiada, como si un aura de cinismo la envolviera.
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¿Todavía estamos en esas, cariño? -el tono paternalista de Hex le hace soltar un ligero gruñido a su chiquillo-
Ha pasado demasiado tiempo, ¿no crees? Tu hermano es insoportable para algunas cosas, pero se ha mantenido fiel a la familia, ¿entiendes? -Hex apaga el cigarrillo debajo de un grifo y lanza una última bocanada de humo-
Y ahora necesitamos estar más unidos que nunca, corremos mucho peligro, ¿no lo ves? -su manía de terminar las frases con una pregunta exaspera a Montecristo que, sin embargo, no es capaz de interrumpirla-
Además... ¿qué te hace pensar que ese alguien no está con nosotros... porque quiere?
Al estupor de la respuesta de Hex, Montecristo suma una ligera vibración en el bolsillo del pantalón. Sólo hay un puñado de números en su restringida lista de contactos. O sus compañeros de Coterie o alguno de sus contados aliados y protegidos quiere algo de él.
Aunque Nyx no esperaba una respuesta inmediata, el silencio atronador de los minutos siguientes le sume aún más en la preocupación. Tiene que hacer un acopio de voluntad para levantarse y seguir adelante. De nada servía lamerse las heridas como un perro callejero, y hacerlo además en un lugar como las cercanías del World Trade Center era demasiado peligroso. Por un lado, era territorio de Milliner y los suyos, conocidos por ser especialmente intolerantes en el seno de la Torre de Marfil. Por otro, en los apenas 10 minutos que llevaba sentado esperando había visto pasar dos patrullas de la Guardia Nacional en coche y agentes de la policía de la ciudad caminando.
Manhattan era territorio claramente hostil. Le dolía abandonar seguramente para siempre, o como mínimo para una larga temporada, el Lower East Side en el que creció. Y descartó volver por la zona en la que reside su familia para no exponerla a un peligro mayor. Al menos, su trabajo y reputación entre contratistas y arquitectos le valía para hacerse una idea bastante concreta de la distribución de la ciudad. No conocía qué vampiros estaban en todos los territorios, pero sí que había algunas opciones para intentar instalarse de una manera discreta.
Era lo mínimo que podía hacer por sus compañeros y por sí mismo, una vez que sintió la losa del rechazo de la Camarilla como un peso de gran volumen sobre sus hombros. Sólo podía esperar que Melinda resistiera el tiempo suficiente allá donde estuviera.
Nyx pensó en Anderson y en Reynolds. Eran siempre sus primeras referencias, sus anclas. Ambos tienen buenas relaciones y predisposición a colaborar con Nyx, pero el Brujah reconoce con dolor en sus pensamientos que están también trabajando en interés de los Shelby. Su mente trabaja a toda velocidad mientras camina hacia el extremo sur de Manhattan, hacia The Battery. Recuerda que en más de una ocasión tuvo que tratar con
Isaac Solomon, un banquero judío bien relacionado que seguramente tendría también información sobre otros puntos de Nueva York. Era también un vampiro, pero no estaba vinculado directamente a ninguno de los grupos gobernantes. Había oído hablar de
un compañero de Clan con Dominio en Brooklyn, aunque jamás habían hablado. Queens parecía bastante vinculado a los Sons of Blood que de momento os habían dado refugio temporal, pero desde luego no era un lugar donde dormir tranquilos.
Y los putos Shelby.
Nyx había desarrollado un auténtico rechazo a sus formas. Extorsionadores, amenazantes, chantajistas. Y con peligrosos enemigos, como los que tienen en Wall Street o en la comunidad afroamericana con quienes pelean por territorio.
Los únicos que habían ofrecido una posibilidad para el futuro.
Le daban ganas de vomitar sangre.
OFF:
Tirada de la escopeta: https://discord.com/channels/6032459677 ... 3722098759
Por este ataque son 2 niveles de daño superficiales más (1 éxito de la tirada después de la esquiva +3 del arma que luego se dividen a la mitad). Se suma 1 del ataque del otro vampiro.
Si Montecristo viera el móvil, ve el mensaje de Nyx.
Ansia Pagliacci 4, Montecristo 3, Nyx 1
Pagliacci 3 de Salud superficial
Nyx 2 niveles superficiales a la FV